RESUMEN DE LAS VI JORNADAS EFFA
Inma CalvoComo viene siendo habitual, todos los años a principio de curso tenemos unas Jornadas de Formación en Fe Adulta. En esta ocasión hemos contado con cuatro ponentes y en sesión doble, igual que cuando íbamos al cine con tanta ilusión.
El viernes 17 de septiembre empezaron las Jornadas con Isabel Gómez-Acebo. El tema general era “El rostro de Dios que nos muestra Jesús”. La teóloga dedicó la primera parte a tres rostros de Dios muy importantes y más trabajados: el Dios liberador, el Dios padre y el Dios universal. La segunda parte, sin embargo, la dedicó a otros tres rostros de Dios más desconocidos y cuya exploración constituye un reto para los creyentes: El Dios amigo, el Dios de la ternura y el Dios del gozo.
Una idea que se ha repetido en casi todas las exposiciones es que somos en constante evolución. “Vamos siendo. Nuestra identidad no está cerrada”, decía Gómez-Acebo y en el diálogo, África De La Cruz completaba el concepto con la imagen de una escalera donde te puedes parar a descansar en los rellanos, pero sabiendo que ese no es el final y que el camino sigue.
–“Pero, ¿hacia dónde vas?, ¿para arriba o para abajo?”– le preguntaba a su vez Isabel a ella.
–“Yo creo que para arriba” – contestaba África.
– “Pues yo creo que para abajo”. “Yo pretendo bajar, no pretendo subir… porque Dios está en lo más bajo”.
Hablando de la universalidad de Dios nos hizo pensar. “No nos podemos quedar solo con la imagen de Jesús. Para los musulmanes, para los budistas, la imagen de Jesús no es de ellos. Hay que dar el salto al Dios de Jesús. Jesucristo plantea diferencias. Jesús es el camino para nosotros los cristianos. Para otros, Jesús no es el camino. El Dios de todos es el que es el camino”.
Quizás otro de los momentos más sorprendentes, ya en la segunda parte, fue cuando nos habló de “la necesidad de Dios del mundo. Dios crea por necesidad. No existiría Dios si nadie le llamáramos Dios. No existiría el bien si no existiera el mal. Al igual que no existiría la música si no se tocara, como decía Britten”.
El sábado por la mañana empezamos con Fray Marcos, que había preparado una brillante exposición para explicar todos estos “cambiazos” que nos ha dejado el paso del tiempo: “Del Jesús de la historia al Cristo de la fe. Del Jesús que predica al Cristo predicado. De la fe-confianza de Jesús al Cristo en quien hay que creer. Del Jesús que comía con los pobres al Cristo comido en un rito sagrado. Del Jesús que no vino a ser servido al Cristo Rey del Universo. Del hijo del hombre al hijo de Dios. Del Jesús fracasado al Cristo glorificado. Del Abbá a la Trinidad”.
Finalizando el desarrollo de estos temas dejó esta conclusión: “Ni Dios tiene que hacerse hombre, ni Jesús tiene que hacerse Dios”.
Durante la exposición, Fray Marcos había dicho: “El milagro de Jesús fue estar con los débiles, no para sacarlos de su pobreza, sino para que supieran que, aún con sus limitaciones, podrían llegar a la plenitud humana”. Luego, en el diálogo, Loli Ortiz de Granada le pidió que explicara cómo se armoniza eso con la lucha por las leyes justas y los derechos de esas personas. Marcos le contestó que justo “era esa la actitud de Jesús. Él estaba con los desfavorecidos y hacía por ellos lo poco o mucho que podía, pero esa cercanía y ese cariño era lo que les animaba y les daba las fuerzas para seguir adelante en su camino de plenitud humana”.
De la intervención de José Arregi “Jesús histórico, Jesús interpretado. ¿Puede ser Jesús un personaje de papel?” llamaba la atención la última pregunta del título. En seguida nos aclaró que hacía referencia a la tesis que Nanine Charbonnel sostiene en su libro “Jésus-christ sublime figure de papier” donde argumenta la conveniencia de crear ese personaje en esa época concreta.
Arregi dejó muy claro que esa no es su tesis y explicó una serie de datos que conocemos de Jesús con muchas probabilidades de ser históricos: que fue Nazareno, que fue bautizado por Juan o que murió en una cruz entre otros.
La idea central que nos quiso transmitir el teólogo vasco en sus exposiciones fue que “la fuerza inspiradora de los relatos del evangelio no se perderían si no hubiera existido Jesús”. “Para mí es importante, por ejemplo, conocer si Jesús ofreció una resistencia no violenta o violenta a la opresión de los romanos. Claro que me importan los datos históricos de Jesús”. Por otro lado, no tiene ninguna lógica emplear todas las energías en saber si algo es histórico o no, dejando a un lado lo principal, que es el impacto que ese texto produce en nosotros cuando lo trabajamos.
En varios momentos hizo alusión al Principito como narración que nadie se plantea su historicidad pero que es fuertemente inspiradora para la vida real. Y nos animó a ser algo más que oidores de la palabra, sino practicantes y “poetas del verbo” en el sentido de hacedores. “Busca, redescubre, reinventa, déjate inspirar”.
El domingo llegaba el turno de oír a Fidel Aizpurúa con un primer título también desconcertante: “Aportaciones de los no creyentes a la figura de Jesús”. Tanto es así que pensé no haberlo entendido bien y finalmente escribí en el programa algo más genérico: “La figura de Jesús y los no creyentes”. Cuando empezó a desarrollar el tema nos resultó fácil seguir su tesis; entroncaba perfectamente con la charla de José Arregi sobre la interpretación personal de los textos.
Nos explicaba que algunos escritores de literatura se han metido en los relatos evangélicos y han hecho aportaciones utilizando sobre todo su imaginación y no tanto los fundamentos de exégesis. Nos leyó con mucha maestría fragmentos de Martín Gazo, Amos Oz, Erri de Luca y Cristina Fallarás, todos ellos escritores premiados. Eran historias que nos conmovieron y lo comparaba con muchas predicaciones que nos dejan fríos. El secreto está en que estos autores no creyentes le ponen “carne” a los textos y rebosan de profunda humanidad.
Para la segunda exposición le pedimos a Fidel Aizpurúa que nos hablara de algún capítulo de su último libro, “Aún es tiempo”, publicado por fe adulta hace pocos meses. Eligió el tema siguiente: “Aún es tiempo de recrear la propuesta de Jesús”.
El reto que propone el teólogo es muy simple y a la vez tan difícil de llevar a cabo. A la pregunta de la charla “¿cómo podemos recrear la propuesta de Jesús hoy?” nos soltó a bocajarro la respuesta, para desarrollarla después: “Cambiando la misión religiosa por una propuesta de humanidad”. “La misión de la que habla el evangelio es una misión para el Reino, no religiosa”. Con ejemplos muy bonitos del misionero Alejandro Labaka nos fue explicando cómo el objetivo no era ir para bautizar a nadie o la paciencia con la que abordó la tarea de la interculturalidad hasta el punto de empaparse a fondo en la cultura indígena de la Amazonía.
La propuesta se refiere sobre todo a “unas relaciones nuevas” en la que es importante tener conciencia de la “bondad esencial” de todas las personas. El evangelio no busca “la salvación” sino esas “buenas relaciones” entre las que destaca la “fraternidad social” y el reconocimiento de la “dignidad” del prójimo.
Hacia el final nos habló de las creencias. “La fe no puede ser 100% razonable, porque trata de misterios, pero tampoco puede ser tan irracional que no tenga una cierta adultez”. Puso el ejemplo del que tiene una enfermedad y acude a la intercesión de un santo. “Que no hermano, que esto no funciona así. –Tú cuando tienes una enfermedad ¿a dónde vas? –Al médico. –Y el médico ¿qué hace? –Lo que puede”. “No es competencia de Dios dar salud, pero seguimos ahí… Pasamos de siglo y seguimos bendiciendo los roscos en el día de San Blas. Son modos primitivos, de sociedades preindustriales. ¿Cuándo elaboraremos una fe adulta?”
En definitiva, todo un aluvión de conocimientos y experiencias vitales compartidas que nos han enriquecido mucho. Gracias a los ponentes y a los participantes por hacerlo posible.
Inma Calvo
Nota: Ya está editada esta última charla para los que quieran verla. Fidel Aizpurúa: Aún es tiempo de recrear la propuesta de Jesús.