MARU MEGINA: "YA ES POSIBLE Y NECESARIO UN ENCUENTRO ENTRE LOS OBISPOS Y LOS SINDICATOS"
José LorenzoTras constatar en la primera parte de esta entrevista con Maru Megina el inequívoco compromiso de la HOAC en la lucha contra la precariedad laboral y la dignificación del mundo del trabajo -para lo que esperan poder implicar desde la pastoral al conjunto de la Iglesia en España-, el análisis recorre hoy la política laboral y de derechos sociales del Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos, así como las posibilidades reales (y necesarias) de un encuentro entre la cúpula de la Conferencia Episcopal Española y los sindicatos, una tarea para la que desde la Hermandad Obrera de Acción Católica se han dado ya pasos muy importantes.
En su opinión, ¿cómo lo está haciendo la actual coalición gubernamental, con una ministra de Trabajo que, por ejemplo, incide mucho en la mejora de las condiciones de los trabajadores?
Las Administraciones, los gobiernos siempre tienen que trabajar por el bien común y estando al servicio de los más vulnerables vital y socialmente y de las personas descartadas, de manera prioritaria. Esto no lo decimos desde la HOAC, que también, sino que lo dice la propia DSI. Cualquier gobierno que trabaje por mejorar las condiciones de los empobrecidos va a ir en la buena dirección porque va a colaborar en el crecimiento del bien común.
Las medidas que está trabajando este Gobierno, entendemos que son insuficientes, pero van en la buena dirección
Esta crisis de la pandemia ha provocado un nuevo cataclismo entre los sectores más débiles. Las medidas que está trabajando este Gobierno, entendemos que son insuficientes, pero van en la buena dirección. Ha impulsado el diálogo social tan necesario, subido el SMI, protegido a los trabajadores con los ERTE y legislado medidas como el ingreso mínimo vital, la reforma laboral que ha limitado en mucho la temporalidad, y el llamado decreto antideshaucios, medidas para evitar la pobreza energética…etc.
Algunas de estas medidas han sido deficientes en su aplicación, pero también han evitado que crezca la pobreza en mayor número y ha mejorado las condiciones de trabajo de algunos de los sectores más precarios. Pero hay que seguir trabajando. Se necesita un cambio radical en la manera de entender el trabajo y la economía, que tienen que contribuir a la realización de la persona y, por tanto, cambiar el significado del empleo para que sea digno. Se necesita una nueva fiscalidad que suponga un reparto más justo de la riqueza y asegure a todos y todas una vida digna.
La HOAC ha retomado sus encuentros con los sindicatos. ¿Están satisfechos con sus entrevistas? ¿Se puede llegar de alguna manera a una unidad de acción? ¿Cuál es el propósito perseguido?
Para nuestro movimiento el encuentro con los sindicatos es fundamental para poder seguir dialogando sobre preocupaciones comunes acerca del mundo del trabajo y seguir colaborando para estrechar lazos. Nos unen a ellos los mismos deseos de conseguir que el trabajo sea decente y de luchar junto a las personas que sufren un trabajo que no es digno, para que empiece a serlo.
Entre nosotros existen las lógicas diferencias. Nuestra encarnación en el mundo obrero pretende llevar la Buena Noticia al mundo obrero porque creemos que es lo que nos hace realmente personas y existimos para ello. Pero esto pasa por conseguir que todas las personas dejen de estar excluidas y puedan vivir una “vida buena”.
Muchos y muchas de nuestros militantes son también sindicalistas, pero es su fe la que les hace elegir esta mediación sindical para trabajar por la comunión en el mundo obrero como manera de hacer presente el Reino. Por eso seguiremos trabajando porque estos contactos sean frecuentes, nos sirvan para compartir nuestros análisis, conocer lo que hacemos y somos de manera más profunda y plantearnos cómo colaborar en general y en los territorios en la defensa de ese trabajo y vida digna.
Ustedes ya han dado los primeros pasos. ¿Ven factible un encuentro entre sindicatos y la cúpula de la Conferencia Episcopal? ¿Y necesario?
Si, por supuesto. Es posible porque es necesario. La Iglesia tenemos que ir dando pasos en esta dirección. El papa Francisco nos lo recuerda. Él mismo se ha reunido, a nivel mundial, con los sindicatos en 2017 y ha participado en la conferencia internacional del trabajo recordando que los sindicatos son proféticos en nuestra sociedad.
Las organizaciones sindicales con las que hemos hablado están abiertas a este encuentro con la Conferencia Episcopal y se muestran muy interesadas porque esto sea posible
Por su parte la CEE, en sus orientaciones para 2021-25, plantea la necesidad de que la Iglesia se abra al diálogo con organizaciones sindicales, entre otras, para buscar caminos de humanización en el mundo del trabajo y crear puentes entre la Iglesia y estas organizaciones. Creemos que al interior de la Iglesia crece la preocupación porque la Pastoral del mundo obrero y del trabajo sea por fin, una pastoral de toda la Iglesia. A esto también colaboran iniciativas como Iglesia por el trabajo decente (ITD) que pretende llevar al interior la reflexión y la necesidad de que como Iglesia hagamos una apuesta clara porque el trabajo sea digno. Por su parte, las organizaciones sindicales con las que hemos hablado de este tema están abiertas a este encuentro y se muestran muy interesadas porque esto sea posible. Entienden también que es una oportunidad para ir haciendo redes y trasladar hacia la sociedad la sensibilización para que exijamos que el trabajo sea digno para que la vida también lo sea.
Estamos en una situación económica dramática, con una inflación desbocada y a las puertas de un invierno en donde puede que se sientan de manera más cruda en países como España los efectos colaterales de la invasión rusa de Ucrania por los recortes en el gas y la subida de los combustibles. ¿Teme un otoño laboralmente caliente? ¿Qué postura adoptará la HOAC? ¿Saldrá a la calle si lo hacen los trabajadores?
Siempre hemos estado con los trabajadores y trabajadoras, en el tajo y en la calle para defender sus justas reivindicaciones. Esto es responsabilidad de toda la sociedad y de la Iglesia que tenemos que conseguir que la vida de cada una de las personas sea una vida digna, como Dios quiere.
Construir el bien común requiere que acompañemos a las personas, las ayudemos a un cambio de mentalidad para implicarnos también en el cambio de las instituciones y que estén al servicio de las personas empezando por las empobrecidas. Recrear todo esto y cambiar nuestros estilos de vida desarrollando experiencias que demuestren que es posible construir otra empresa, otra economía en las que la persona sea lo primero. Para defender esto seguiremos trabajando y luchando cada día. También este otoño en el que tenemos que reivindicar con fuerza este cambio necesario.
José Lorenzo
Religión Digital