JARDINES DEL VATICANO
Florentino Ulibarri¿Qué salisteis a ver?
Por los soñados jardines del Vaticano
pasean obispos, cardenales y políticos,
gente importante y con mucho crédito,
pero no puede hacerlo el pueblo cristiano.
Son espacio muy sagrado,
tierra bien protegida,
elegida y bendecida,
para uso profano.
Y aunque se explique, los pobres no entienden
por qué ellos, los elegidos, están excluidos
si Dios los quiere hijos sanos y ricos
gozando de todos sus bienes aquí dejados.
¿Qué salisteis a ver?
Por los soñados jardines del Vaticano
no pasea Jesús, el llamado Nazareno,
ni corre la suave brisa del Viento,
ni Dios, Padre-Madre, muestra sus encantos.
Y es que los bellos jardines del Vaticano
ya no son lugar de descanso y encuentro
sino de intriga y negocio, espacio yermo,
al servicio de quienes se consideran dueños.
Por los soñados jardines del Vaticano
ya no hay profetas ni personas en búsqueda
que esperen la buena noticia
de la presencia de Dios en la tierra.
Y quienes de ellos salen hacia la periferia
poco o nada preguntan a los que se encuentran,
porque creen tener las verdades
que otros dudan y buscan.
¿Qué salisteis a ver?
¡Los jardines del Vaticano
pierden,
hielan,
engañan
y asfixian
según la estación del año!
Señor, quizá restregándonos los ojos
y preguntando sin malicia,
podamos ver a tus profetas
y las señales vivas de tu presencia.
Quizá podamos encontrarnos,
amarnos y acariciarnos
en otros espacios
más humanos.
Florentino Ulibarri