LA VOZ QUE CLAMA
Florentino UlibarriLlévame al desierto
y susúrrame, en el silencio,
tu palabra.
Condúceme por la ciudad
y grítame, entre el tráfico y el barullo,
tu palabra.
Dirígeme por tus caminos
y dime, quedamente,
tu palabra.
Acompáñame por valles y montañas
y repíteme, con eco y fuerza,
tu palabra.
Guíame a la periferia de siempre
y enséñame, con paciencia,
tu palabra.
Álzame por encima de mis problemas
y desvélame, con gracia y ternura,
tu palabra.
Lánzame al agua
y hazme beber, serenamente,
tu palabra.
Transpórtame a cualquier oasis
y refléjame, claramente,
tu palabra.
Conviérteme a Dios y su reino
y anímame a escuchar en este tiempo propicio
tu palabra.
Bautízame con Espíritu Santo y fuego
e imprime en mi ser para siempre
tu palabra.
Ponme en los lugares más necesitados,
y que me empape serenamente
tu palabra.
Déjame en el corazón de las personas
y espera, Señor, que crezca en mí
tu palabra.
Florentino Ulibarri