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JESÚS NOS QUIERE LLEVAR A LA VERDADERA VIDA

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DOMINGO 5 º (B)

Mc 1,29-39

Recuerda que los evangelios no son crónicas de sucesos sino teología narrativa. No tiene importancia que las palabras atribuidas a Jesús sean exactamente las que él pronunció; ni que los hechos narrados hayan sucedido así. Lo importante es el mensaje que quieren trasmitirnos. Lo difícil será traducirlo adecuadamente a nuestro lenguaje, siempre relativo, de manera que lo podamos entender hoy. Para ello es imprescindible que nos coloquemos en el ambiente de aquella época y conozcamos las características de aquella cultura.

Seguimos en el primer día de la actuación de Jesús. Marcos intenta perfilar a grandes rasgos y con firmes trazos, la figura de Jesús. Se trata de un montaje programático para dejar muy clara la manera que tenía Jesús de desarrollar su ministerio. No podemos desligar la perícopa que hemos leído hoy de la del domingo pasado. Ambas forman un todo teológico progresivo, que empieza en la sinagoga y termina orando solo en descampado. Allí consigue reavivar la experiencia de Dios, que le permite hablar y actuar con autoridad.

El paso de la sinagoga a la casa, y después a la calle, nos dice que Jesús lleva la salvación a todos los lugares en donde se desarrolla la vida y a todas las personas que tienen necesidad de liberación. Con toda naturalidad se nos habla de la suegra de Pedro, aunque nunca se hable de la esposa. En aquella sociedad era impensable el estado de soltero y Jesús nunca cuestionó las normas existentes con relación a la sexualidad, al matrimonio o a la familia. Los cambios que después se produjeron no se pueden vender como mensaje evangélico.

La cogió de la mano y la levantó. La palabra katekeito para decir “estaba postrada”, puede significar enfermedad o muerta, en cualquier caso, falta de vida. También para decir que la levantó, Mc emplea hgeiren, que puede significar levantar o resucitar. Está claro que Mc quiere dar un doble sentido a todo el relato, más allá del sentido literal.

Se le pasó la fiebre y se puso a servirles”. Jesús cura para que la mujer pueda servir. En el mundo griego, el servicio (diakonía) se consideraba una deshumanización. En las primeras comunidades cristianas, era el signo de seguimiento de Jesús. El verbo que se utiliza en griego es dihkonei = servía a la mesa. Los cristianos eligieron precisamente la palabra “diakonía” para expresar el nuevo fundamento de las relaciones humanas en la comunidad. El mismo Jesús dirá que no ha venido a ser servido sino a servir.

Al anochecer... Nos está indicando que los que se admiraban de las palabras y obras de Jesús eran judíos y no habían superado la dependencia de la Ley, que era la causa de la opresión. Al ponerse el sol terminaba el sábado y la obligación de descanso. Por lo tanto, ya podían ellos llevar a los enfermos y Jesús curarlos, sin faltar al primer precepto de la Ley.

Curó a muchos y expulsó muchos demonios. Todos buscan a Jesús para ser curados. Todos los evangelios comienzan con un éxito espectacular de la predicación de Jesús. Más tarde se verá que no les interesa nada más que ser atendidos en sus necesidades. Cuando queda claro que ese no es el objetivo de Jesús, le abandonan sin ninguna consideración.

Se marcha a descampado y allí se puso a orar. En muchos lugares de los evangelios se dice lo mismo: "Se levantó de madrugada, se fue a un descampado y allí se puso a orar". "Pasó la noche en oración". "Por la mañana estaba allí sólo". Es la clave de la vida de Jesús. Realmente necesitaba orar como verdadero ser humano que era. Descubrir lo que era su Abba para él y lo que era él para su Abba fue la clave de su espiritualidad. Esto solo se puede hacer apartándose de bullicio de la gente en soledad y silencio.

El domingo pasado decía el evangelio que hablaba con autoridad, no como los letrados. La clave está en este descubrimiento continuado de la presencia de Dios en él. A pesar de la absorben­te actividad, encontraba tiempo para estar a solas consigo mismo y cargar las pilas. Los evangelios nos dicen que también iba a la sinagoga y al templo, pero el verdadero encuentro con Dios lo realizaba a solas y en medio de la naturaleza.

¡Todo el mundo te busca! En el relato encontramos tres exageraciones intencionadas: ‘todo el mundo te busca’; ‘la población entera’; ‘todos los enfermos’. Los discípulos están en la misma dinámica que la gente. No quieren que su Maestro pierda la ocasión de afianzar su prestigio (poder). Jesús sabía muy bien lo que tenía que hacer: “Vámonos a otra parte”. En el principio del relato se habló por dos veces de su enseñanza (didach). Ahora dice predicar (khruxw), de donde viene kerigma, concepto clave de la primera comunidad.

Todos los evangelios empiezan constatando la euforia con que la gente sigue a Jesús. Pero pronto, se va apoderando de ellos, primero la decepción, después el abandono, y finalmente la oposición total. En Juan este proceso se escenifica de manera genial en el c. 6, después de la multiplicación de los panes, cuando quieren hacerle rey y terminan abandonándole todos diciendo: “¿quién puede hacerle caso?” El porqué de esta actitud es claro: buscan ser curados, liberados, queridos, no les interesa curar, servir y amar.

Si tomásemos conciencia de este cambio en la gente, comprenderemos donde falla nuestro cristianismo. La respuesta está en el relato de la curación de la suegra de Pedro. Jesús cura para que seamos capaces de servir. Esto es precisamente lo que no nos gusta. Cuando Jesús va dejando claro que Dios no es un tapagujeros, que su predicación lo que persigue es cambiar las actitudes fundamentales del ser humano y convertirle en libre servidor en vez de opresor, la gente empieza a sentirse incómoda y le abandona sin contemplaciones.

El evangelio no habla de resignación ante cualquier clase de dolor, sea físico, sea psíquico, sea moral. Tampoco identifica la salvación con la supresión del dolor. Todo lo contrario, afirma expresamente que la verdadera salvación puede alcanzarla todo ser humano a pesar del mal que nos rodea. Siempre que se pueda, se debe suprimir el dolor. La victoria contra el mal no está en suprimirlo, sino en evitar que te aniquile.

La solución al problema vital del hombre no puede venir de fuera, la tenemos que encontrar dentro. Solo un conocimiento de lo hondo del ser nos descubrirá lo que somos. El hombre tiene que superar sus limitaciones. Pero solo lo conseguirá descubriendo que esas limitaciones no le impiden alcanzar su plenitud. Conocerme a mí mismo es conocer a Dios como fundamento de mi ser. Ser fiel a sí mismo es la única manera de ser fiel a Dios.

El fallo del cristianismo fue convertir la buena noticia del evangelio en una religión. Jesús quiso liberar al ser humano de todo lo que le impide ser él mismo, incluida la religión. Hay problemas que no tienen solución, pero una vida más humana siempre es posible. El esperar que cambien las circunstancias para sentirme bien es señal de hedonismo.

 

Fray Marcos

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