¿EXCOMULGAR A HERMANAS CLARISAS EN 2024?
José ArregiLa historia del monasterio de las hermanas clarisas de Belorado durante los últimos meses me parece risible y dolorosa. Dolorosa la de las hermanas clarisas. Risible la de todos los demás protagonistas, se mire por donde se mire.
La figura del obispo “cismático” con su sacerdote ensotanado me parece más que nada pintoresca, y sombrío el papel que desempeñan, el objetivo que persiguen. Y la figura de todo un papa ocupado en este asunto y la de un comisario papal, el arzobispo de Burgos Mario Iceta, nombrado para resolver el enredo, me parece más que nada obsoleta. Que el papa y su comisario y el sistema católico, en los tiempos que corren, utilicen primero la amenaza de la excomunión y la apliquen luego con gesto grave y fingiendo pesar no deja de ser grotesco.
Es un espectáculo ridículo. Fuera del tiempo. Fuera del sentido común. Fuera del evangelio. Queda bien para el entretenimiento de sobremesa en algún programa de televisión. Nada más. Sí, algo más: que por uno y otro lado haya dinero de por medio lo enturbia todo. Lo risible y grotesco se vuelve turbio.
Nadie ganará nada. Y, como siempre, unas mujeres a las que el sistema eclesiástico encerró entre muros monásticos en el siglo XIII y las sometió al poder clerical en nombre de Jesús, el profeta libre, y en nombre de la hermana Clara y del hermano Francisco de Asís, que no quisieron ni unos muros monásticos ni una Iglesia feudal, ellas, las más vulnerables, acabarán siendo las más perjudicadas. Párese esta parafernalia canónico-eclesiástica, que parece inspirada en historias medievales.
Dejen vivir en paz a las hermanas clarisas de Belorado, con sus opciones y sus opiniones doctrinales, aunque nos parezcan anacrónicas, absurdas y erradas. Ya son mayorcitas. Que obispos, arzobispos y papa procuren solamente lo que mejor pueda garantizar la dignidad humana, la libertad espiritual y la subsistencia económica de la comunidad de estas hermanas, de todas ellas.
En cuanto a las excomuniones… ¿a qué vienen ahora unas excomuniones? ¿De qué han servido todas las habidas en la historia, si no es para aumentar el sufrimiento de los más débiles, justificándolo en nombre de supuestas verdades reveladas por un supuesto dios supremo? ¿De qué sirve la Iglesia que se llama de Jesús, el excomulgado, si no es para aliviar sufrimientos?
José Arregi
Aizarna, 22 de junio de 2024