RESURRECCIÓN
Víctor MartellAños atrás fui a visitar a una familia en Homestad la cual nos habían llamado porque estaban careciendo de todo, hasta de comida, por lo que nos dirigimos a la casa a conversar con aquellos hermanos necesitados. Conversamos con la familia y quedamos en ayudarlos primeramente con comida y después llevaríamos a nuestra Conferencia de San Vicente de Paul, lo que habíamos comprobado y de acuerdo con lo que teníamos, proceder a ayudarlos. Estando allí, vi a una niña, como de unos trece años que estaba llorando en un rincón, sin consuelo todo el tiempo que conversamos con sus padres, al irme me acerqué a ella y le pregunté:
¿Porque está llorando esta niña tan hermosa?
Con su cara empañada en llanto me respondió:
Es que se murió mi perrito, que era negrito, corriente y chiquitico, un bebé: pero yo lo quería mucho.
Me quedé callado y me fui con mi compañero al supermarket más cercano para comprarle comida y leche porque en ese frigorífico no había nada. Cuando salíamos, me quedé en el portal, porque allí había una señora precisamente vendiendo unos perritos.
Esto no era obra de la casualidad, obviamente. Le compré un perrito negro que tenía y me encomendé al espíritu santo para ver lo que quería Jesús de mí. Nadie, ni yo mismo, sabía que esto iba a suceder, pero la niña estaba esperándome en la puerta y lo primero que vio fue al perrito, los gritos de felicidad se pudieron escuchar muy lejos de allí, hasta el mismo perro estaba asustado. Cuando se lo entregué en sus manos le dije:
Mira, esto te lo manda Jesús:
La niña me miró asustada y miraba su perrito fijamente.
Señor, pero este perrito es igual que el mío y el mío murió.
Recuérdate, porque tú estas en el catecismo e hiciste la primera comunión, que Jesús después de muerto resucitó a los tres días y está vivo en el cielo, por esto es algo real que resucitara a tu perrito, como hizo con su amigo Lázaro y te lo mandó, para que tú lo cuidaras. Se ve saludable y lleno de vida, seguro que, si lo atiendes bien, se hará un perro más grande y podrás tenerlo, como tu compañero de juegos.
Y usted, ¿vio a Jesús?
No, cuando fui a buscar mi carro luego de salir del super, me lo encontré con una nota que decía que era para ti, para que no lloraras más. Tú eres muy joven y nunca se te olvide que Jesús siempre va a estar a tu lado y te va a ayudar. Ven, vamos todos a darle gracias a Dios nuestro padre, y al espíritu santo también porque Él siempre está cuidando nuestros pasos y alejando el mal de nosotros.
En la casa estaban sorprendidos y hasta unos vecinos se acercaron para ver quiénes éramos los que habíamos proporcionado tanta felicidad a Raquelita, recuerdo que así se llamaba, nos despedíamos y ella se prendió a mí para darme un abrazo. Cuando lo hizo, susurró unas palabras bien bajitas en mi oído.
Señor, usted sabe parece que Jesús se equivocó y resucitó a un hermano de mi perrita porque este es perrito y la mía era perrita.
No, amor. Él nunca se equivoca, lo que pasa es que deseaba tener un secreto contigo y es que tú eres una niña preferida por Él. Quizás lo hizo porque los varones viven más tiempo que las hembras. Que Dios te bendiga siempre.
Víctor Martell