El evangelio ilumina muchas de nuestras situaciones de vida. A veces las contradice. Hay que estar dispuesto a aceptar la crítica que dimana de sus páginas.

Es que, por muchas vueltas que le demos, el pasaje que hemos leído se posiciona en contra de LAS TRADICIONES DE LOS MAYORES porque considera que tales tradiciones están carentes de humanidad. Y si no hay humanidad, tampoco hay evangelio. No es suficiente para el evangelio que algo sea tradicional. Hay que ver, a la vez, si contienen humanidad. Si carecen de ella, están lejos del querer de Jesús.

Nos viene muy bien, así en frío, reflexionar sobre las tradiciones que, para muchos cristianos, son sagradas e intocables, aunque contengan componentes de inhumanidad, de maltrato físico, de despilfarro económico. No nos atrevemos a nombrarlas directamente porque se expone uno a las iras del fanatismo. La mezcla entre religión y tradiciones es explosiva.

· Las tradiciones religiosas necesitan un severo y continuo discernimiento: porque, además de ser, con frecuencia algo “irracionales”, pueden derivar en comportamientos nocivos para las personas.

· Las tradiciones religiosas necesitan una continua actualización: porque no es de recibo proponer caminos medievales como si no viviéramos en el siglo XXI. Los caminos de la fe se oscurecen cuando no se actualizan.

· Las tradiciones religiosas han de aguantar la pregunta de qué tienen que ver con el evangelio: si no aguantan tal pregunta, cae sobre ellas un profundo interrogante.

Dice el evangelio que “el vino nuevo ha de echarse en odres nuevos” (Mt 9,17). Seguir a Jesús demanda, a veces, superar el afianzamiento identitario que parecen aportar las tradiciones. Si estas entran en colisión con la propuesta de humanidad del evangelio, habría que revisarlas y, de algún modo, superarlas.

Pensemos esto con paz al final de un verano en el que, sin duda, hemos participado en muchas tradiciones festivas que ofrece nuestra cultura popular. El evangelio tiene sus planteamientos. No es fácil compaginarlos con algunas tradiciones heredadas. Hay que pensarlo.

Fidel Aizpurúa Donzazar

1 de setiembre de 2024