SINODO A LO PEQUEÑO
Gerardo VillarPienso un poco en lo que desearía que fuese el Sínodo entre nosotros, a nivel de base cristiana.
Me gustaría que el obispo fuese elegido por los cristianos de la diócesis. Que la entrada en la comunidad diocesana se haga en alguna parroquia sencilla, humilde, en algún centro de personas con carencias económicas, psicológicas, de salud…. de la diócesis.
Los distintos cargos que pasaran a ser servicios, elegidos por los seglares y para cinco años, en igualdad más o menos de hombres y mujeres.
Los servicios diocesanos que fueran fruto de una elección entre los cristianos. No habría distinción entre párrocos y coadjutores. Todos igualmente al servicio de la comunidad.
Los párrocos y los sacerdotes que fueran en parroquias zonales, sirviendo en conjunto a varias comunidades, pero estando varios al servicio de las distintas comunidades. Así se trabajaría por colectivos: personas mayores, adultos, matrimonios, jóvenes, niños… Viviendo la experiencia zonal como exigencia del ser cristianos. Lo cual llevaría a compartir todos, todas las parroquias.
Por supuesto, no habría canónigos, pues el equipo consejero del obispo lo constituirán hombres y mujeres de todas las edades y según las problemáticas. Ni habría de ninguna forma experiencias de ascensos y descensos en los distintos cargos y servicios. Todos y todas para todo.
Se apoyarían y se valorarían los carismas de teología, biblia, liturgia…. Y los servicios necesarios. Pero siempre como “servicios”.
Las eucaristías se celebrarían en corro y todas las personas en torno al altar.
Que funcionaran las distintas experiencias válidas de la Iglesia, en grupos, comunidades, teniendo siempre y muy especialmente atención a los más pobres y marginados.
Guardaríamos especial austeridad en gastos de edificios, imágenes, ropas… Siempre que fueran los pobres el baremo para el gasto. Los servicios serían gratuitos. No se cobraría por ningún sacramento, ni entierros.
Los seglares determinarían la cantidad que han de recibir los presbíteros según la realidad económica y el evangelio.
Comunidad de todas y todos, gratuita, colaboradora. “No llaméis a nadie padre, ni nadie esté sobre nadie” …
Bueno y por hoy, para que sea sinodal esté escrito, lo dejo abierto a los demás. Ojalá me contestéis,
Gerardo Villar
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