CON DIOS TODO ES POSIBLE
Fidel Aizpurúa8 de diciembre de 2024
Cuando celebramos una fiesta de María queremos aprender de ella a vivir mejor la fe. No es un mero recuerdo festivo, sino, además, se trata de vivir una fe adulta como la de María.
En el relato literario de la anunciación se afirma que para Dios nada hay imposible. Lo hemos creído así y, en consecuencia, nos hemos dirigido a él cuando la necesidad nos agobiaba. Muchas veces hemos comprobado que Dios no nos hacía caso con lo que la certeza de que lo puede todo se quebraba. Como paliativo hemos dicho que no nos convenía lo que pedíamos y por eso no se nos daba.
Quizá nos hubiera ido mejor creyendo que Dios solamente puede amar. Esa es su tarea con nosotros, creándonos y acompañándonos en la vida. Lo demás es cosa nuestra. Por eso, la mejor traducción de la frase de san Lucas es: CON DIOS TODO ES POSIBLE. Todo nos es posible, en la medida humana, con el amparo amoroso de Dios. Pero no pidamos a Dios lo que tenemos que hacer nosotros.
¿Cómo podemos nosotros hacer que con Dios todo lo que es posible lo sea?
· Implicándonos: sin implicación la oración es una planta sin raíz; sin implicación las cosas no mejoran, quizá empeoran; sin implicación, la vida no avanza, retrocede.
· Confiando: si confías, las dificultades aminoran y las posibilidades de conseguir algo crecen; confiando, el corazón se entrega y los caminos humanos se hacen gozosos; si confías, hay más posibilidades de que la vida se entienda incluso cuando las cosas no van bien.
· Acompañando: cuando acompañas, Dios acompaña; cuando sales al camino, Dios se encuentra con el frágil; cuando escuchas amantemente, el necesitado de escucha cree que Dios mismo le escucha.
Tenemos que ir abandonando la idea de un Dios mágico, un gran rey mago al que le puedo sacar todo lo que necesite a fuerza de plegarias y promesas. No es así. Dios está de nuestra parte y nos da lo necesario para vivir dignamente dentro de los límites de la vida. Abandonemos la idea de un Dios todopoderoso y acojamos la de un Dios bondadoso del todo, amoroso sin desfallecimiento, generoso contando con los límites de la vida.
María nos enseña estos caminos de fe adulta. Dios estaba de su parte, pero a ella le correspondió dar cara a sus situaciones de vida nada fáciles. Celebrar su recuerdo habría de animarnos a encarar la vida con fuerza sabiendo que Dios está detrás sosteniéndonos. Con eso, el gozo de vivir será mayor y aumentará el valor ante las dificultades.
Fidel Aizpurúa