DESDE LA BARCA ENSEÑABA A LA GENTE
Fidel AizpurúaHay aspectos secundarios en los evangelios que son muy iluminadores. Pasan desapercibidos, pero contienen muchas sugerencias y pueden completar nuestra experiencia de Jesús.
Al comienzo de la lectura evangélica de hoy se dice que Jesús DESDE LA BARCA ENSEÑABA A LA GENTE. En la tierra del Señor, la Galilea, hay un lago bastante grande (21 km de longitud). Hay que notar que en el lado occidental de ese lago están todos los lugares evangélicos: Nazaret, Caná, Cafarnaún, el Tabor, el monte de las Bienaventuranzas, etc. ¿Y quiénes están en el lado oriental? Los paganos, la Decápolis (algunas de sus ciudades aparecen en los evangelios: Gadara, Gerasa, etc.).
Si Jesús se pone a enseñar desde la barca y la gente está en la orilla, eso quiere decir que la enseñanza de Jesús la recibe la gente mirando hacia los paganos. Ellos, los judíos, que creen que los paganos están, sin más, condenados al infierno tienen que escuchar el evangelio mirando hacia ellos. Es como si Jesús quisiera decir: mi evangelio es para todos, no tiene sentido levantar muros, quien crea en mí tiene que ser persona de mente abierta a todos.
Apelar hoy a la apertura, al universalismo, a una mentalidad de familia humana, de casa común es más necesario que nunca porque hay mucha cerrazón en nosotros. ¿Cómo cultivar esa mentalidad abierta que parece pedirnos el evangelio?
· Mira el corazón, no las apariencias: las apariencias nos engañan y, con frecuencia, son muros que nos impiden acercarnos al corazón, a la verdad de la persona. Funcionar por apariencias bloquea a la persona.
· Distingue lo importante de lo relativo: porque es importante la dignidad humana y relativo el color de la piel; sigue siendo importante la honradez; es importante la adhesión a Jesús y relativas las normas del Código.
· Pregúntate siempre qué habría hecho Jesús: porque él fue persona abierta en una sociedad más cerrada que la nuestra. Y lo fue porque no juzgaba, no se apropiaba del otro y devolvía amor aunque no le amasen. Estos son los mecanismos de la apertura.
No son tiempos buenos para la apertura cuando el imperio del dinero habla de muros, de fronteras, de expulsiones, de nosotros primero. No son buenos tiempos pero son los mejores para mantener vivo la utopía de la apertura con certeza de que ella es la que nos hace humanos y fuertes, mientras que la cerrazón nos empobrece y nos degrada. El Papa habla de la cultura del encuentro. Para encontrarse hay que abrirse al otro. No nos apeemos de esa manera de pensar.
Manos Unidas nos recuerda hoy, con toda razón, que compartir es nuestra mayor riqueza. Ella es la que se sube en la barca para decirnos que tenemos delante todo un mundo de necesidad social. El evangelio nos obliga a no apartar la mirada de ese lado sufriente del mundo. En Manos Unidas tenemos una organización solvente de socorro y amparo de los humildes. ¿Apartaremos la vista? ¿Nos cerraremos en lo nuestro? ¿Nos animaremos a mirar a la otra orilla, la del necesitado?
Fidel Aizpurúa Donazar
9 de febrero de 2025