DEUTERONOMIO 26, 4-10 / ROMANOS 10, 8-13
José Enrique GalarretaDomingo 1º de Cuaresma
DEUTERONOMIO 26, 4-10
Dijo Moisés al pueblo:
El Sacerdote tomará de tu mano la cesta con las primicias y la pondrá ante el altar del Señor tu Dios. Entonces tú dirás ante el Señor tu Dios:
- "Mi padre fue un arameo errante, que bajó a Egipto y se estableció allí con unas pocas personas. Pero luego creció, hasta convertirse en una raza grande, potente y numerosa. Los egipcios nos maltrataron y nos oprimieron, y nos impusieron una dura esclavitud. Entonces clamamos al Señor Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestra voz, miró nuestra opresión, nuestro trabajo y nuestra angustia. El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, en medio de gran terror, con signos y portentos. Nos introdujo en este lugar y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel. Por eso ahora traigo aquí las primicias de los frutos del suelo que Tú, Señor, me has dado."
Lo pondrás ante el Señor, tu Dios, y te postrarás en presencia del Señor, tu Dios.
La primera lectura es un texto muy famoso. Se emplea incluso hoy día como oración de la mañana, por judíos y cristianos. Es una especie de recuerdo de la "Historia de la Salvación", en que están presentes las ideas básicas de nuestra relación con Dios:
Dios-libertador - estamos en el Reino - ofrezco mi vida al Señor.
Es un resumen/interpretación de la historia de Israel, vista desde la fe: la vocación de Abraham es el nacimiento del pueblo; la liberación de la esclavitud de Egipto es la gran proeza de Dios por su pueblo; y el regalo de la tierra, cumplimiento de la promesa. Todo esto se expresa aquí para justificar la ofrenda de las primicias, que reconoce y agradece los favores recibidos de Dios.
ROMANOS 10, 8-13
Hermanos: la Escritura dice: "La Palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón".
Se refiere al mensaje de la fe que os anunciamos. Porque si los labios profesan que Jesús es el Señor y tu corazón cree que Dios lo resucitó, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justicia, y por la profesión de los labios, a la salvación.
Dice la Escritura:; "Nadie que cree en él quedará defraudado". Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que le invocan, Pues "todo el que invoca el nombre del Señor se salvará".
La lectura de la carta a los romanos plantea el principio y fundamento de la salvación: creer en Jesús. Con un estilo difícil, Pablo pone la piedra fundamental del ser cristiano: creer en Jesús, confesar la fe en Jesús.
Este texto, aislado de todos los demás, puede llevar a la estéril discusión de si nos salvamos por la fe sola o por la fe y las obras. En el contexto de toda la revelación, esta discusión no tiene sentido. La fe en Jesús es el principio de la Vida Nueva. Decir con los labios que creemos y vivir como si no creyéramos es simplemente mentir. La fe no es algo meramente intelectual, sino aceptar a Jesús como modo de vida.
José Enrique Galarreta, S.J.