JESÚS: SU ENTORNO RELIGIOSO Y EL NUESTRO
Gonzalo HayaNuestro entorno religioso está muy revuelto. Dicen que no estamos en una época de cambios, sino en un cambio de época.
Poco antes de nacer yo, el Vaticano prohibió el ecumenismo; el Concilio Vaticano II lo impulsó; y ahora se favorece el diálogo con otras religiones.
Durante casi 20 siglos ha prevalecido un exclusivismo religioso: "Fuera de la Iglesia no hay salvación". A mediados del siglo XX Karl Rahner incluyó como "cristianos anónimos" a todos los hombres de buena voluntad que profesan otras religiones.
Hoy, el octogenario cardenal Martini, en sus "Coloquios nocturnos en Jerusalén", nos dice "Mucho más importante que una religión determinada y una forma exterior es para mí el hecho de que busquemos a Dios, que lo hagamos con sinceridad y dispuestos a entregarnos a él". Sin embargo el Vaticano se repliega a la vieja fórmula exclusivista.
¿Cómo me oriento yo? Acudiré a Jesús y su comportamiento en su entorno religioso.
Jesús y el judaísmo
Jesús era judío, practicó su religión judía y murió como judío, invocando a Dios con el Salmo 22.
Cuando un letrado le pregunta, responde proclamando la "shemá", la profesión de fe judía, que todo israelita piadoso recitaba dos veces al día:
"Escucha Israel, el Señor nuestro es el único Señor y amarás al Señor tu Dios con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente, con todas tus fuerzas".
Jesús eleva a la categoría de "segundo mandamiento" y "semejante al primero" otro mandato de la tradición judía:
"amarás a tu prójimos como a ti mismo".
Jesús cita frecuentemente a los profetas de Israel y explica su misión como cumplimiento de la profecía de Isaías:
"El Espíritu del Señor descansa sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a dar la buena noticia a los pobres, a proclamar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a proclamar el año favorable del Señor".
Sin embargo, al citar este pasaje de Isaías 61,1-2, corta la lectura y omite el segundo hemistiquio del verso "y un día de venganza para nuestro Dios". Jesús no asume la concepción religiosa, manifestada en innumerables pasajes de las Sagradas Escrituras, sobre la ira de Dios. Jesús, en su bautismo en el Jordán, experimentó a Dios como Padre. Y así lo describió en la parábola del hijo pródigo.
Jesús sabe que la Ley de Moisés ordena que los "hombres de la ciudad" apedreen a la adúltera. Sin embargo él la defendió avergonzando a los ejecutores, y no la condenó. Según la Ley ¿no tendría él la obligación de apedrearla?
Jesús vivió su religión judía con gran libertad de conciencia y a la luz de su experiencia de Dios como Padre.
Jesús y otras religiones de su tiempo
Jesús pone como ejemplo el comportamiento de un samaritano –un cismático del judaísmo- como ejemplo frente a sacerdotes y letrados. Y a la mujer samaritana le dice:
"Créeme, mujer: Se acerca la hora en que no daréis culto al Padre ni en este monte ni en Jerusalén... pero se acerca la hora, o, mejor dicho, ha llegado, en que los que dan culto verdadero adorarán al Padre con espíritu y lealtad, pues el Padre busca hombres que lo adoren así".
Jesús entendía que su misión se dirigía "a las ovejas perdidas de la casa de Israel" y veía en sus milagros la señal de que se cumplían las promesas, de que había llegado el Reino de Dios.
Una mujer cananea, pagana, le pide que cure a su hija. Jesús con una expresión corriente en su entorno le dice "No está bien quitarle el pan a los hijos para echárselo a los perros". La mujer, con la mayor humildad y confianza, le responde "Anda, Señor, que también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos".
Una mujer pagana le hace ver que puede existir mayor fe –mayor confianza- en un pagano que en Israel. El milagro se produce y Jesús descubre que el Reino de Dios ha llegado también a los paganos.
¿Quiso fundar una religión?
El cristianismo se funda en Jesús, pero Jesús no fundó el cristianismo.
Los textos posteriores a la resurrección hablan de instrucciones a los discípulos, de predicar por todo el mundo y de bautizar.
Muchos exegetas católicos concuerdan en considerar estos relatos como midrash, como explicaciones dramatizadas; consideran que no se produjeron apariciones sino visiones, experiencias religiosas de aquellos primeros cristianos. Ellos, interpretando las escrituras, comprendieron que Dios no había permitido el fracaso de su enviado y "ha constituido Señor y Mesías a ese Jesús a quien vosotros crucificasteis".
Que Jesús no dio tales instrucciones, aparece claro en la controversia que mantuvieron los mismos apóstoles sobre la permanencia de la Ley de Moisés y la circuncisión. A medida que los paganos iban abrazando la fe, los primeros cristianos tuvieron que ir descubriendo nuevos ritos y se alejaron cada vez más del judaísmo. El vino nuevo fue reventando los odres viejos.
Conclusiones
En toda religión se produce una tensión entre profetismo e institución. Jesús, como profeta, promovió un movimiento que terminó rebasando las instituciones del judaísmo.
El naciente cristianismo fue elaborando nuevas instituciones que desplazaron el profetismo. Las vivencias iniciales buscaron apoyo en la filosofía griega y se proclamaron los dogmas. Constantino cambió los mártires en dignatarios del Imperio; cambió el servicio en autoridad. De estas situaciones proceden los siglos de exclusivismo religioso.
Creo que en el movimiento que impulsó Jesús caben la mujer samaritana, la cananea, el centurión romano, el rabino de nuestras sinagogas, el imam de las mezquitas, el monje budista o shintoísta... sin recibir la circuncisión ni el bautismo. No se llamarán cristianos, pero son hijos de Dios y ciudadanos llamados a vivir su Reinado.
Como dice el cardenal Martíni "No puedes hacer católico a Dios. Dios está más allá de los límites y de las delimitaciones que le ponemos".
Gonzalo Haya
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