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EL VALOR SUPREMO ES EL HOMBRE, LA HUMANIDAD, EL AMOR

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Mt 5, 1-12

Esta fiesta puede tener para nosotros un profundo sentido religioso, si la entendemos como invitación a la unidad de todos los seres en Dios. No recordamos a cada uno de los seres humanos como individuos. Al decir todos, celebramos La Santidad (Dios) que se da en cada uno de los seres humanos.

No se trata de distinguir mejores y peores, sino de tomar conciencia de lo que hay de Dios en todos y dar gracias por ello. El hombre perfecto no solo no existe, sino que, gracias a Dios, no puede existir. Decir 'ser humano' lleva en sí la limitación y por tanto la imperfección en todos los órdenes. Dios manifiesta su grandeza haciéndose presente en el hombre sin necesidad de eliminar sus limitaciones.

Sed perfectos como vuestro Padre del cielo es perfecto. De acuerdo, ¿pero como es perfecto Dios? Cuando Dios dice: "sed santos porque yo vuestro Dios soy santo", no hace alusión alguna a la condición moral. La perfección de Dios no se debe a sus cualidades, porque no tiene ninguna. Dios es todo esencia, no hay nada que pueda tener o no tener. Esta simple verdad nos obliga a salir de la interpretación antropomórfica que nos lleva a pensar que la perfección de Dios consiste en tener unas cualidades como las nuestras pero perfectas en grado sumo.

Cada uno de nosotros es perfecto como Dios, es decir, en nuestro verdadero ser, en lo que hay de Dios en nosotros. No estamos hablando de la bondad de nuestras cualidades sino de la perfección de Dios en cada uno de nosotros. Se trata del tesoro que llevamos en vasijas de barro, como decía Pablo.

Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer. Es un error garrafal el creer que podemos alcanzar la perfección con el esfuerzo personal. También aquí nos hemos alejado del evangelio. Hemos propuesto como ideal cristiano, lo que los griegos llamaban el hombre perfecto. Para ellos el hombre perfecto sería el que se rige siempre por la razón y no se deja llevar por ningún otro instinto, apetito o pasión.

Los que se guían por este ideal no pueden escapar a una de estas dos trampas: en la medida que lo consigan, se creerán superiores a los demás y los despreciarán olímpicamente (no hay nada más contrario al evangelio). Los que no lo consiguen, tratarán por todos los medios, de aparentar que lo han conseguido, con lo cual caerán en la simulación y el fariseísmo (nada criticó Jesús con más firmeza).

Las prostitutas y los pecadores os llevan la delantera en el Reino de Dios. (Mt 21,31) ¿A quién decía eso Jesús? Precisamente a los 'perfectos', a los que cumplían la Ley hasta la última tilde. Seguimos sin creerlo, pero el evangelio está ahí. Esta frase de Jesús es un aldabonazo contra la idea de perfección que existía en su tiempo y seguimos manejando nosotros.

Dios no valora una programación perfecta, sino un corazón sincero, humilde y agradecido. Todo lo que somos lo hemos recibido de Dios. No puede haber ni un resquicio para presumir de buenos. Que yo sea capaz de manifestar la bondad, es la consecuencia de una toma de conciencia de lo que hay de Dios en mí. Acaba de decir Juan: Qué amor nos ha tendido el Padre para llamarnos hijos de Dios, ¡pues lo somos!

Los matemáticos dicen que la distancia de cualquier cantidad, por grande que sea, al infinito, es siempre infinita. Por el camino de la perfección adquirida, la distancia a Dios será siempre infinita. Con relación a Dios todos somos iguales. Dios nos acepta a todos de la misma manera. Lo que puede ser diferente es la manera que cada uno tenemos de aceptar a Dios y vivir de acuerdo con esa parte de nuestro ser donde Él permanece.

Después de estas sencillas explicaciones, ¿qué sentido tiene hablar de "comunión de los santos"?

Si pensamos que se trata de unas gracias que ellos han 'merecido' sobreabundantemente y que nos ceden a nosotros que andamos escasos o carentes de ellas, estamos ridiculizando a Dios y a cada ser humano. Los dones de Dios ni se pueden cuantificar ni se almacenan. Todo lo que nos viene de Dios es siempre gratuito y por lo tanto, nunca se puede merecer.

Ahora bien, si tomamos conciencia de que en Dios todos somos uno, comprenderemos que lo que cada uno puede vivir de Dios, de alguna manera, lo viven todos y beneficia a todos; y el ver que otro lo vive, me puede animar a vivirlo

Por la misma razón tenemos que tener mucho cuidado con la expresión intercesores, aplicada a los santos. Si lo entendemos pensando en un Dios que sólo atiende las peticiones de sus amigos o de aquellos que son "recomendados", una vez más, estamos ridiculizando a Dios.

En (Jn 16,26-27) dice Jesús: "no será necesario que yo interceda ante el Padre por vosotros, porque el Padre mismo os ama". Lo hemos dicho hasta la saciedad, Dios no nos ama porque somos buenos, sino porque Él es amor. Ama a todos infinitamente...

Claro que se puede entender la intercesión de una manera aceptable. Si descubrimos que esas personas que han tomando conciencia de su verdadero ser, son capaces de hacer presente a Dios en todo lo que hacen, pueden facilitarnos ese mismo descubrimiento, y por lo tanto, el acercamiento a Dios. Descubrir que ellos confiaron en Dios a pesar de sus defectos, nos tiene que animar a confiar más nosotros mismos. Y esto no sólo valdría para los que convivieron con ellos, sino para todos los que después de haber muerto, tuvieran noticia de su "vida y milagros". Allanarían el camino para que creciera el número de los conscientes.

La parábola de los talentos (Mt 24, 14-30) podía parecer que dice lo contrario de lo que acabamos de apuntar, pero en el fondo es otro el problema que allí se afronta. No se trata de poner a producir las cualidades que cada uno pueda tener, sino de descubrir lo esencial que cada uno tiene. Se trata de descubrir el tesoro escondido que uno no ha ganado, pero que tiene que descubrir dentro de sí mismo. Una vez descubierto, surgirá espontáneamente el agradecimiento más sincero. Pero la única manera de agradecer tan gran don, será aprovecharse de él desplegando todas sus virtualidades.

No os dejéis llamar maestro. No llaméis a nadie padre (Mt 23,8-10). ¿Qué hubiera dicho Jesús si en su tiempo se hubiera encontrado con el concepto de "santo" que hoy manejamos? Él mismo dijo al joven rico: ¿por qué me llamas bueno? ¿Cómo habría respondido si le hubiera llamado santo? Pues nosotros no sólo "santo" sino que nos atrevemos a llamar a un ser humano, "santísimo". ¡Cuándo tomaremos en serio el evangelio! No somos santos cuando somos perfectos, sino cuando vivimos lo más valioso que hay en nosotros como don absoluto. La perfección moral es consecuencia de la santidad, no su causa.

Si entendiéramos bien las bienaventuranzas no caeríamos en estas distorsiones que nos alejan del evangelio. Las bienaventuranzas quieren decir que...

· es preferible ser pobre, que ser rico opresor,
· es preferible llorar a hacer llorar al otro
· es preferible pasar hambre a ser la causa de que otros mueran de hambre porque les hayamos negado el sustento.
· Dichosos, no por ser pobres, sino por no ser ricos egoístas.
· Dichosos, no por ser oprimidos, sino por no oprimir.

La clave sería: las riquezas no son el valor supremo. El valor supremo es el hombre. Hay que elegir el reino del poder o el Reino de Dios. Si elegimos el ámbito del dinero, habrá injusticia e inhumanidad. Si estamos en el ámbito de lo divino, habrá amor, es decir, humanidad.

Piénsalo bien. Si la pobreza es motivo de dicha, por qué ese empeño en sacar al pobre de la pobreza. Y si la pobreza es una desgracia, por qué la disfrazamos de bienaventuranza. Ahí tenemos la contradicción más radical al intentar explicar las bienaventuranzas.

Pero por paradójico que pueda parecer, la exaltación de la pobreza que hace Jesús, tiene como objetivo el que deje de haber pobres. El enemigo numero uno del Reino de Dios es la ambición, el afán de poder, la necesidad de oprimir al otro.

Recordad las palabras de Jesús: "no podéis servir a Dios y al dinero". La praxis de Jesús es su vida diaria, es el único camino para entender las bienaventuranzas. El Reino de Dios es el ámbito del amor, pero para llegar a ese nivel, hay que ir más allá de la justicia. Mientras no haya justicia, el amor es falso. Ya decía Plotino: "Hablar de Dios sin una verdadera virtud es pura palabrería"

Para mí, tiene un profundo significado teológico que la fiesta de los difuntos esté ligada a la de todos los santos. Litúrgicamente 'los difuntos' se celebra el día 2, pero para el pueblo sencillo, el día de todos los santos es el día de los difuntos, sin más. Con lo que hemos dicho tenemos datos para una interpretación en profundidad de esta fiesta.

Si todo ser humano tiene un fondo impoluto (Dios), Dios tiene que amarnos precisamente por eso que ve en nosotros de sí mismo. No puede haber miedo a equivocarse. Todos son santos en su esencia, y eso es lo que se integra en Dios porque nunca ha estado separado de él.

Recordar a los difuntos entraña dar gracias a Dios por todos aquellos seres humanos que han hecho posible que nosotros somos lo que somos hoy. Este es el sentimiento religioso que se identifica con el sentimiento más humano que podamos imaginar.

 

Meditación-contemplación

 

"Dioses sois, hijos del Altísimo todos".

Esta cita, que Juan pone en boca de Jesús, es rotunda.

No pudieron soportarla los fariseos,

ni terminamos de aceptarla nosotros.

..................

 

Cuando Jesús dice: "yo y el Padre somos uno",

está manifestando su vivencia más profunda.

Consciente de que su centro está en Dios,

irradia esa realidad de Dios en todas direcciones.

...................

 

Yo no tengo que escalar ninguna cima inexpugnable,

ni conseguir ninguna meta inalcanzable.

Solo tengo que abandonar la dispersión en la que vivo

y centrarme en lo que ya soy en lo hondo de mi ser.

..................

 

Fray Marcos

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