LA OTRA MIRADA
Julián MelladoFrancisco Javier Pérez es el fundador y actual director de la ONG Vida y Libertad, dedicada a la ayuda de los niños en situación de riesgo en América Latina. Un hombre sensible y compasivo. Alguien que sabe ir a la esencia de las cosas, alguien que enseña con su vida. Lo sé. Es mi amigo.
En una de esas conversaciones "profundas" con él, me contó una historia que me conmovió. Tengo que contarla, porque lo que enseña el relato interpela y no deja indiferente. Le ocurrió a Francisco Javier en uno de sus viajes a Honduras.
Siempre atento a las necesidades de su alrededor, puso oído a la petición que le hacía una mujer pobre. Era una madre que pedía dinero para poder atender a su hijo muy enfermo. Quizás nos olvidemos que en muchos lugares del mundo, muchos niños no tienen un sistema de salud que se ocupe de ellos. Dependen de la misericordia de otros, de que se acuerden de ellos. Así que Francisco Javier le dio un billete que equivaldría a unos 20 euros. Una cantidad significativa en ese país hermano. Con ello, esta madre podría quizás comprar medicinas, o llevar a su hijo al médico.
Más tarde, cuando en la iglesia que visitaba se enteraron del gesto, se enfadaron con él. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué se enfadaban por un acto de misericordia? ¿Qué había hecho mal?
Entonces le explicaron que todo era mentira. Esta mujer iba contando esa historia por las iglesias para sacar un "dinerito", con el cuento de que su hijo estaba enfermo. Explotaba digamos, la misericordia, especialmente de los extranjeros que visitaban la comunidad.
Francisco Javier al enterarse de la realidad de la situación solo les comentó: "¡Pues me alegro! ¡Qué bueno!"
Los demás se quedaron perplejos. Le acababan de informar que le han engañado y exclama que le da alegría. ¿Cómo es posible?
Al preguntarle por esa ilógica reacción, su inmediata respuesta fue: "Eso significa que su hijo... ¡no está enfermo! ¿No es una buena noticia?"
Da qué pensar. Normalmente, reaccionamos según nuestra pérdida: "Esta mujer me ha engañado. Y se ha llevado mi dinero. Ya no confiaré más." Esta es la reacción lógica. Basada en una idea de justicia. Lo que ha ocurrido ha revelado el lado oscuro de esa madre. Y la víctima somos nosotros. Bueno, todo eso es verdad, lógico y justo.
Pero en una ocasión Jesús de Nazaret invitó a sus oyentes a ir más allá de la justicia lógica. (Mt 5,20) Que pensáramos desde otra perspectiva. Que tuviéramos otra mirada. La mirada de la compasión, de la misericordia, del amor.
Cuando consideramos la situación de forma más natural, el centro es el estafado, la víctima. En segundo lugar, queda la madre, la culpable. Y el niño no ocupa lugar alguno.
En la otra mirada, el centro lo ocupa el hijo: el niño no está enfermo. Y esa constatación ocupa todo el espacio. El que ama se alegra del bien donde lo encuentre y ya no necesita buscar culpables y víctimas.
Esta historia real me interpela, sacude mi conciencia, me hace reflexionar... ¿cuál sería mi reacción? ¿Sentirme engañado reclamando una justicia lógica? ¿O, siguiendo a Jesús, saber que existe otra mirada?
Julián Mellado