ISAÍAS 9, 1-6
IsaíasEl pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande.
Habitaban tierras de sombras y una luz les brilló.
Acrecentaste la alegría, aumentaste el gozo:
se gozan en tu presencia como gozan al segar,
como se alegran al repartirse el botín.
Porque la vara del opresor,
el yugo de su carga y el bastón de su hombro
los quebrantaste como el día de Madián.
Porque la bota que pisa con estrépito
y la túnica empapada de sangre
serán combustible, pasto del fuego.
Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado:
lleva a hombros el principado y es su nombre:
maravilla de Consejero, Dios guerrero,
Padre perpetuo, Príncipe de la Paz.
Para dilatar el principado con una paz sin límites
sobre el trono de David y sobre su reino.
Para sostenerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho
desde ahora y para siempre.
El celo del Señor lo realizará.
Para releer el comentario de José E. Galarreta, pinche aquí