ISAÍAS 50, 5-10
IsaíasEl Señor Dios me ha abierto el oído
y yo no me he rebelado ni me he echado atrás.
Ofrecí la espalda a los que me golpeaban,
la mejilla a los que mesaban mi barba.
No oculté el rostro a insultos y salivazos.
Mi Señor me ayudaba, por eso no quedaba confundido.
Para releer el comentario de José E. Galarreta, pinche aquí