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UN ABRAZO EN AMÉRICA LATINA Y EN ESPAÑOL QUE UNE MIL AÑOS DE SEPARACIÓN

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Conociendo la historia, los ojos se llenan de lágrimas de gran emoción y el corazón se conmueve de alegría. Dos hermanos se golpearon hace casi mil años, en el 1054y ahora,el 12 de febrero del 2016 se abrazaron, se besaron y se llamaron hermanos. Francisco,obispo católico de Roma, y Kiril (Cirilo), obispo patriarca ortodoxo de Moscúlograron el milagro. Todo el mundo los acompañamos por Televisión en el mismo instante, más de mil millones con Francisco, unos doscientos cincuenta millones con Kiril. Vimos cómo se aman y en ese gesto los reconocimos como discípulos del artesano galileo, Jesús, se amaban uno al otro igual como él los amó. El resto de la humanidad, hasta los confines del planeta tierra, también los contempló y tuvo que sentir la invitación a imitarlos.

La pelea que tuvieron fue una lucha de poder. La perdición de siempre. El asunto comenzó entre Constantinopla y Roma. Jesús es Dios que se anonadó como hombre. Aquellos dos obispos de 1054 eran hombres que se creyeron dioses. Lastimosamente, ambos eran de la Iglesia de Jesús. Al obispo de Roma lo engrandeció el emperador Constantino y al obispo patriarca de Constantinopla lo encaminó hacia el poder el mismo emperador. Ambos cayeron en la trampa y se enfrentaron en una lucha de poder para disputarse el dominio vulgar de pisotear al otro. Para disimular usaron grotescamente argumentos de “fidelidad a la fe”, si en el Credo se dice “et filio” o se debe decir “filioque”, que señala lingüísticamente más unidad de procedencia del Espíritu Santo del Padre y del Hijo. La fea realidad se movía en otro campo vergonzoso.

Habiendo caído ya en la grosera trampa constantiniana de una Iglesia hambrienta de poder, fue creciendo el enfrentamiento entre los de oriente y los de occidente, ya muy notorio en el siglo VIII. En el siglo IX la ruptura estaba preparada. Recorrió dos períodos antes del golpe definitivo. El primero, desde 857 a 867, y con Focio de Constatinopla, desde 877 hasta 868, frente a Nicolás I de Roma. El segundo, desde 1054, ya definitivo, ejecutado por Miguel Cerulario de Constantinopla y León IX de Roma, ruptura que persiste sangrante casi por mil años. Los de oriente autoproclamaron “orto-doxos”, los “correctos en la doctrina”.

Focio aparece cuando el buen patriarca Ignacio fue desterrado en 857 y el intrigante, ambicioso y “carrerista” Focio ocupó su lugar y se declaró en rebeldía. Juan VII lo excomulgó en 881 y después Marino I le renovó la excomunión. Focio fue vehemente contra los de occidente, para luego caer lastimosamente en 886. Al patriarca que lo sucedió, discípulo de Focio, lo depuso el emperador, quien en su lugar propuso a su propio hermanoEsteban, de diez años de edad. El cisma, la pelea de hermanos golosos de poder, se calmó un poco por los dos siguientes siglos. Durante el siglo X y comienzos del XI, en una de las mayores decadencias del papado, no hubo conato de cisma o división. La lucha por el poder tuvo una calma aparente, sin conversión real.

Miguel Cerulario, patriarca de Constantinopla, aparece cuando León IX fortalece el papado. Los de oriente renuevan en1053 su lucha de poder contra Roma.Miguel Cerulario cierratodaslas iglesias latinas occidentales de Constantinopla. Quiso romper con Roma y ser “jefe” único en oriente. El obispo deRoma, León IX, le mandó colocar su decreto de excomunión en el altar de la basílica de Santa Sofía el 16 de julio de 1054. Fue el acto oficial de rompimiento. MiguelCerulario, por su parte, excomulgó al obispo de Roma. Murió en destierro en 1059. Pero el cisma, el rompimiento por la lucha del poder se había consumado, causando el “cisma deoriente” que permanece aún. Dos Iglesias hermanas habían caído en la trampa constantiniana y rasgaron la comunidad del artesano Jesús el galileo. La humanidad había perdido en cantidad alarmante su medicina unificadora.

La Iglesia de Constantinopla extendió su poder por el oriente, hoy bajo Bartolomeos I. “tal región, tal religión”, parece ser la dinámica. Casi toda la región de ese oriente se une aConstantinopla y rompe con Roma.Rusia, junto con otras iglesias de la región, se suma a la división. Su obispo, patriarca de Moscú, se hace notorio, hoy es Kiril. Cada una disfruta de propias cualidades. Cada una ha formado santos y personalidades. Cada una ha elaborado buenas obras. Pero….cada una viene construyendo su propio caminar por separado. Se autosatisface en su propia y culpable limitación. Se distrae con sus anacrónicos uniformes y con sus títulos en superlativo, con terminación en femenino. Las dos esconden el signo por el cual la humanidad reconoce a los amigos de Jesús para aprender de ellos, “miren cómo se aman”.

En 1962 el obispo de Roma,Juan XXIII, recientemente elegido como de transición por su edad y salud, es un transparente seguidor del artesano Jesús Galileo. Conoce y saborea con amargura este doloroso rompimiento. Ha vivido en esa región de oriente. Ha visto las buenas cualidades de esas Iglesias, pero todas empobrecidas por la ruptura de su comunión. Convoca a un ConcilioUniversal, el Vaticano II- 1962-1965,para re-descubrir la razón de ser de la Iglesia de Jesús,ser fermento del reino del amor en todo el planeta tierra, “Gaudium et Spes”. Re-descubre la exigencia inaplazable de “convertirse” ella misma a una comunión de amor, “Lumen Gentium”. El 21 de noviembre de 1964 Pablo VI, sucesor de Juan XXIII, y el Concilio Vaticano II promulgan dos decretos sobre la unidad. Uno sobre las Iglesias OrientalesCatólicas, “Orientalium Ecclesiarum”. El otro sobre el ecumenismo, comunión de todos los cristianos, “Unitatis Redintegratio”. En los últimos momentos del Concilio, 7 de diciembre de1965, Pablo VI, obispo de Roma, quita la excomunión a Miguel Cerulario. Por su parte, Atenágoras I, patriarca de Constantinopla, hace lo mismo al quitar la excomunión al obispo de RomaPablo VI declara que“Deseando dar un paso más en el camino del amorfraterno y destruir cuanto a esto se oponga y obstaculice, afirmamos que lamentamos los hechos y palabras dichas y realizadas en aquel tiempo, que no pueden aprobarse. Además, queremos borrar del recuerdo de la Iglesia aquella sentencia de excomunión y, enterrada y olvidada, relegarla al olvido. Y nos llenamos de gozo, porque en este mismo día en que nosotros aquí, en Roma, llevamos a cabo este gesto de caridad, se hace otro tanto en Constantinopla, llamada la nueva Roma. Dios clementísimo, autor de la paz, colme este mutuo deseo y conceda que estepúblico testimonio de hermandad cristiana aproveche para su gloria y sea de utilidad para las almas.”

Hace muy poco, el 13 de marzo del 2013,presenciamos un milagro histórico, el abrazo y elbeso dedos obispos que se reconciliaron de nuevo como hermanosdespués de casi mil años deruptura. Uno es Francisco, en su inauguración como obispo de Roma, sucesor de aquel Juan VIII. El otro es Bartolomeos I, obispo patriarca ortodoxo de Constantinopla, sucesor de aquel Miguel Cerulario. La televisiónen directo nos introdujo a participar en la escena. Los seguidores y amigos del artesano Jesús de Galilea, conocedores de esa histórica ruptura de hermanos, nos conmovimos al máximo. El resto de la humanidad los contempló admirada. El uno de blanco y el otro de negro, superando las diferencias, se abrazaron intensamente iluminando la gigantesca basílica de San Pedro en Roma. Desde allí enviaron su resplandor hasta los últimosconfines del planeta tierra. Lágrimas de emoción nos llenaron los ojos. Nuestro corazón se inundó de alegría. Un mundo distinto, lindo de nuevo, inició un radiante amanecer. Han continuado muy unidos, forjando mutuamente su “conversión eclesial”, liberándose de la trampa constantiniana y construyendo en mutuo apoyo y solidaridad su “conversión ecológica”, embelleciendo al planeta tierra, nuestra casita común. El Creador nos la entrega para que la cuidemos de generación en generación. Él es un Dios, comunión de amor.

En estos días también, el 12 de febrero del 2016,el obispo católico de Roma, Franciscoy el patriarcaortodoxo de Moscú,Kiril,después de casi mil años de rompimiento de hermanos, se abrazaron, se besaron y volvieron a ser hermanosLos regalos que intercambiaron son de impresionante significado. Vale la pena en otra ocasión comentarlo. El acta que los dos firmaronhace historia, entró ya en las páginas inspiradas del libro de las Actas delos Apóstoles.El sitio del encuentro, la Habana en Cuba, ofrece un desconcertante y admirable significado. País comunista, excluido oficialmente por 50 años de la pertenencia a la América Latina, donde en un tiempo se cerraron iglesias y se persiguieron sacerdotes y se encarcelan compatriotas, país empobrecido en retaliación por un embargo comercial estrangulador, fue el lugar que la Providencia misericordiosa escogió para realizar este maravilloso milagro. Francisco admirado y agradecido pronosticó que de seguir así, la Habana sería el lugar de la unidad. El anfitrión, el Presidente Raúl Castro, había participado en la secreta preparación de la reunión. Ex católico, ex alumno de los jesuitas, actual ateo, y ahora, según dice él mismo, ex ateo en camino a su primera fe, fue también el escogido por la Providencia para colaborar en el milagro. No fue ninguno de los Cardenales que desprecian al “argentino”, ni fue ningún obispo o sacerdote que se fastidia con la desafiante austeridad de Francisco. Tampoco fue ningún político que quisiera silenciar a quien con sus mensajes le incomoda. La Providencia escogió a un hombre de fuera de la Iglesia.

Francisco próximamente en Suecia conmemorará los 500 años de la Reforma Luterana. Ahora fue un abrazo milagroso en América Latina y en español que une mil años de separación. La Providencia nos conserve muchos años para bien de la humanidad, a este latinoamericano, párroco del mundo, constructor de historia en el planeta tierra, siempre sonriente, simpático, juvenil y fuerte, tan parecido al artesano Jesús el galileo. Y lo libre de los golosos del poder, aunque Francisco dice, que estos lo estimulan a perseverar…

 

Edgard R. Beltrán

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