CONTANDO LAS NOCHES Y LOS DÍAS
Mari Paz López Santos… Marzo 26, 27, 28, 29, 30, treinta y uno, 1, 2, 3, 4, 5, 6, siete, 8, 9, 10, 11, 12, 13, catorce, 15, 16, 17, 18, 19,20, veintiuno, 22, 23, 24, 25, 25, 27, veintiocho, 29, 30, 1, 2, 3, 4, cinco, 6, 7, 8, 9, 10, 11, doce, 13, 14, 15, 16, 17, 18, diecinueve, 20, Mayo 21+
… 6ª y 7ª Semana de Cuaresma, Semana Santa, Octava de Pascua, 2ª, 3ª, 4ª, 5ª, 6ª, martes+ de la 7ª Semana de Pascua.
…56 días de la primavera de 1996
La noche del 26 al 27 de marzo de 1996 fueron secuestrados siete monjes cistercienses del monasterio de Tibhirine (Argelia). Retenidos cincuenta y seis días y asesinados el 21 de mayo del mismo año.
“La lámpara del Sagrario de nuestra capilla de Tibhirine se apagó en esa triste noche del 26 al 27 de marzo. La capilla habitada por los cantos y las oraciones en las horas del Oficio Divino desde 1937 se quedó de repente silenciosa y vacía: “¿Hasta cuándo, Señor?”. “No es más que un hasta luego”, cantan nuestros corazones”, así cuenta la noche del secuestro el hno. Jean Pierre, uno de los dos monjes supervivientes (1).
Cincuenta y seis días en latente espera. ¿Volverán?... y la primavera, estación en que todo nace de nuevo, acogiendo la oscuridad de la violencia, el silencio de la ausencia y la esperanza del retorno de los hermanos, que la muerte transformó en Pascua eterna, Vida para siempre.
Escuchemos en silencio las palabras de los que se llevaron:
“Yo no creo que la violencia pueda extirpar la violencia. No podemos existir como hombre sino aceptando hacernos imagen del Amor, tal y como se ha manifestado en Cristo; quien, siendo justo, quiso sufrir la suerte del injusto”. Esto dejó escrito el hno. Luc (2). Y también: “No hay verdadero amor a Dios sin consentir sin reservas la muerte” (3).
El hno. Michel dejó escrito: “Si nos ocurriera algo –no lo deseo-, queremos vivirlo aquí en solidaridad con todos estos argelinos y argelinas a quienes les ha costado ya la vida, nada más que solidarios con todos estos desconocidos, inocentes… Me parece que Aquel que nos ayuda hoy a resistir es el que nos ha llamado. Esto me deja profundamente maravillado” (4).
“Ante la muerte –dice el hno. Christophe– dime que mi fe, Amor, permanecerá. A menudo me siento asustado de creer” (5)
El hno. Célestin se expresa en una antífona pascual: “Oh Jesús, yo acepto con todo mi corazón que tu muerte se renueve, se cumpla en mí; yo sé que contigo se vuelve a subir desde el vertiginoso descenso a los abismos a proclamar al demonio su derrota”. (6)
Del hno. Paul: “El Espíritu opera, trabaja en profundidad en el corazón de los hombres. Estemos disponibles para que Él pueda actuar en nosotros mediante la oración y la presencia amante a todos nuestros hermanos”. (7)
El hno. Bruno: “Heme aquí ante ti, Dios mío. Heme aquí, rico en miseria y pobreza, y de una cobardía sin nombre. Heme aquí ante ti que eres Amor y Misericordia. Ante ti, pero sólo por tu gracia, heme aquí todo entero, con todo mi espíritu, todo mi corazón, toda mi voluntad”. (8)
Y, el hno. Christian, superior de la comunidad de Tibhirine, en su reflexión cuaresmal, dieciocho días antes del secuestro: “Tenemos que ser testigos del Emmanuel, es decir, del “Dios-con”. Hay una presencia de “Dios con los hombres” que debemos asumir nosotros. Es desde esta perspectiva como comprendemos nuestra vocación de ser una presencia fraternal de hombres y de mujeres que comparten la vida de musulmanes, de argelinos, en la oración, el silencio y la amistad. Las relaciones Iglesia-Islam son aún balbucientes porque aún no hemos vivido bastante junto a ellos. (9)
Antes de empezar a escribir, me di un tiempo de silencio y quietud, intentado adentrarme –lo poco que puede hacer alguien que nunca ha sido retenida y privada de la libertar de moverse– en lo que debieron ser esos cincuenta y seis días en lo oculto, en lo oscuro, como semilla bajo la tierra.
Digo semilla, en singular, considerando que los siete monjes secuestrados, más los dos que no fueron descubiertos (hnos. Amédée y Jean Pierre) son una sola semilla: la comunidad.
¿Perderían la noción del tiempo? Nunca lo sabremos, pero conociendo la vida monástica, el ritmo, la cadencia, los tiempos y la dinámica de la oración –el Oficio Divino– que estructura como una sólida columna vertebral la vida del monje y de la comunidad, imagino a los hermanos de Tibhirine juntos (si es que les dejaban) contando las noches y los días; cantando o susurrando antífonas y salmos de los tiempos litúrgicos que vivieron encerrados.
Ganaron el tiempo de la eternidad, dejándonos su testimonio y su testamento espiritual. Serán beatificados antes de que acabe el 2018.
Esta es mi comprensión y como tal la recibí a las pocas semanas de su muerte sin conocerles de nada. Lo recibido gratis es para ser compartido.
Mari Paz López Santos
- “Martirio y Consagración – Los mártires de Argelia”, Dom Bernardo Olivera, o.c.s.o. Publicaciones Claretianas, 1999 – pág. 84
- (ídem) (Luc, Carta 24.3.96) pág. 87
- (ídem) (Luc, Carta 19.3.95) pág. 87
- (ídem) (Michel, Carta 4.14) pág. 88
- (ídem) (Christophe, Diario, 1-12-94) pág. 89
- (ídem) (Célestin, Antífona pascual) pág. 92
- (ídem) (Paul, Carta del 11.1.95) pág. 89
- (ídem) (Bruno, 21.3.90) pág. 89
- (ídem) (Christian, Reflexiones para la Cuaresma, 8.3.96) pág. 88