NOTICIAS DE ALCANCE
(Resúmenes de prensa)
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En el marco del Día Internacional del Migrante, tuvo lugar en Valencia la Conferencia: Desmontando el mito migratorio, 5 verdades incómodas, impartida por Alberto Ares Mateos, director del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) Europe e investigador del IUEM de la Universidad P. Comillas.
Un evento organizado por el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) Valencia, como un espacio donde poder tratar algunas creencias que subyacen en torno al tema de las personas migrantes y su integración en la sociedad. En este contexto, se abordaron varios mitos migratorios sobre cuestiones relevantes de la gestión de la diversidad y la realidad de la movilidad humana a nivel estatal, europeo y global.
Entendiendo los nuevos contextos: abandono y nihilismo
¿Dónde surgen tos mitos sobre las migraciones? ¿Por qué las migraciones se han convertido en algunos contextos en los chivos expiatorios de los males sociales? La conferencia parte del contexto histórico y las tendencias actuales de la política mundial y los cambios sociales resultantes. Según Alberto Ares estos cambios han conducido a una “crisis de sentido colectivo”, fomentando una sensación de “abandono y nihilismo”.
La era posterior a la Segunda Guerra Mundial impulsó el resurgió del humanismo, se buscó una paz duradera y se hizo hincapié en los derechos humanos, en el bien común y en el espíritu de la comunidad internacional. En este periodo se crearon instituciones como las Naciones Unidas, la Unión Europea, y posteriormente la CEDEAO y el MERCOSUR, entre otros.
Tras la caída del bloque comunista, parecía que la democracia liberal podía ser el mejor sistema para hacernos avanzar como sociedad, haciendo hincapié en los derechos individuales, el Estado de derecho, la propiedad privada, la separación de poderes y la democracia representativa.
Pero en estas últimas décadas hemos visto como se ha producido un cambio hacia una globalización capitalista acelerada, que ha conducido a la desvinculación social y a un aumento de la desigualdad. De hecho, en este contexto, han aparecido nuevos modelos políticos, entre ellos los gobiernos nativistas (populistas), el capitalismo autoritario o los estados “terroristas”.
Ha surgido un nuevo orden mundial donde ha ido asentándose una “nueva guerra fría”, en este caso no entre el bloque comunista y el bloque capitalista, sino entre los gobiernos con democracias liberales y ese nuevo bloque de modelos políticos, que algunos han apodado el bloque de la “nueva Era”, en referencia al acuerdo firmado el 4 de febrero de 2022 por China y Rusia, y también al desarrollo del grupo BRICS.
La “crisis de sentido colectivo” está marcada por sentimientos de miedo, ansiedades distópicas, polarización y una búsqueda de salvadores, lo que lleva a una mentalidad de “sálvese quien pueda” y a un aumento del nihilismo, debido a una progresiva desvinculación con el mundo de la vida y de los valores.
Así, cuando se observan las megatendencias a nivel global (Transformación digital y tecnológica, Cambio climático y sostenibilidad, Cambio demográfico y urbanización, Cambios geopolíticos y un mundo más fracturado, Inestabilidad social y aumento de la desigualdad) y estas dinámicas de crisis de sentido colectivo, se pueden percibir algunas tendencias en el ámbito social: la inseguridad, la preocupación por el empleo, el acceso a la sanidad, la asequibilidad de la vivienda y la percepción de la amenaza de ser “invadidos”. Ares sugiere que a menudo se culpa erróneamente a los inmigrantes de estos complejos problemas sociales.
Por tanto, este primer bloque subraya la compleja interacción entre los cambios políticos y económicos globales, las ansiedades sociales y el chivo expiatorio creado en torno a la migración, y sienta las bases para el posterior debate sobre la desmitificación en el ámbito migratorio.
Desmontando el mito migratorio: 5 verdades incómodas
Seguidamente se recogen 5 mitos sobre la realidad migratoria sobre las que Alberto Ares diálogo en su presentación. Sobre cada uno de estos mitos, Ares presenta la realidad con datos desde estadísticas oficiales, estudios especializados de gobiernos, universidades y organismos internacionales, así como de instituciones especializadas tanto en el ámbito económico, social, político y de seguridad.
1.- “Nos invaden”
Los niveles de migración internacional se han mantenido relativamente estables durante años, representando el 3% de la población mundial. Asimismo, el porcentaje de población que llega a España y a Europa de forma irregular cada año no supera el 5 o 10% de la migración total. En España, el crecimiento de población de los últimos años se debe al incremento de las personas migrantes, que han aportado considerablemente a nuestra economía y nuestra sociedad envejecida.
2.- “Reciben más ayudas”
Las personas migrantes aportan más de lo que reciben al estado, contribuyendo significativamente al crecimiento económico y la innovación. La verdad es que los inmigrantes aportan a la economía mucho más de lo que reciben en ayudas. Así lo avala un reciente estudio en la comunidad murciana que demuestra que, los inmigrantes aportan al Estado un 70% más de lo que reciben, y un 30% más que los españoles nativos. Durante el periodo 2014-2018, los inmigrantes en la UE aportaron una cantidad neta de más de 1.500 euros anuales per cápita, lo que supone 47 veces más que la población nativa.
3.- “Menos seguridad”
Este mito relaciona la inmigración con el aumento de los índices de delincuencia. No hay pruebas que apoyen la afirmación de que la inmigración aumenta la delincuencia. De hecho, algunos estudios muestran un descenso de la delincuencia en ciudades con alta inmigración. Datos del Instituto Nacional de Estadística español indican que los españoles cometen más delitos que los extranjeros en términos absolutos. Asimismo, los estudios demuestran que la regularidad promueve la seguridad, es decir, la estancia regular permite a las instituciones saber quién vive en sus comunidades y qué necesidades tienen, así como asegurar la responsabilidad de todos los miembros de la comunidad ante la justicia y ante sus vecinos; así como proteger a las personas de la explotación laboral y abusos.
4.- “Nos quitan el trabajo”
Este mito crea un ambiente de competencia entre los trabajadores nativos y las personas migrantes. Los estudios demuestran que, por lo general, los migrantes no compiten por los mismos puestos que los trabajadores locales, y a menudo desempeñan funciones esenciales en sociedades envejecidas. De hecho, 9,93 millones de ciudadanos extracomunitarios estaban empleados en la UE en 2022, lo que representa el 5,1% de la mano de obra total. Por otra parte, las personas migrantes de países no pertenecientes a la UE ganan aproximadamente un 30% menos que los trabajadores españoles.
5.- “Más muros”
Este es un mito muy extendido, pero la realidad demuestra que las medidas restrictivas de control fronterizo para reducir la inmigración son ineficaces y causan muertes y deshumanización. Aunque el mundo ha visto multiplicarse por diez la construcción de muros desde 1990, estas barreras no han frenado la migración. Como nos recuerda el Papa Francisco: “Todos, todos los muros caen, hoy, mañana, o dentro de cien años, pero todos caen. No es una solución. El muro no es una solución. Construyamos puentes y no muros. Puentes que nos permitan derribar los muros de la exclusión y la explotación. Pasemos de la cultura del rechazo a la cultura del encuentro”.
En su exposición, Alberto Ares reconocía cómo se hace necesario un cambio en el marco de discusión, pues hablar de inmigración es hablar de nosotros mismos, de nuestro propio desarrollo como sociedad. Ante todos estos mitos, tenemos que asumir el coraje no solo de decir la verdad, sino de defender los derechos de las personas más vulnerables en nuestra sociedad.
Testigos de esperanza: enraizados y enamorados
Ante la «crisis de sentido colectivo» que como apuntábamos está marcada por sentimientos de miedo, de ansiedades distópicas, de polarización, de búsqueda de salvadores y de una desvinculación con el mundo de la vida y de los valores; estamos llamados a alimentar la confianza básica, la humanidad y las claves de sentido.
Tenemos que dejar de culpar de los complejos retos sociales a las personas migrantes y como sociedad encararlos para seguir caminando con esperanza. Necesitamos reconectar con el mundo de la vida y de los valores, apostando por el bien común como humanidad, y alimentando el espíritu de comunidad.
Ares puso el ejemplo de la Unión Europea. El espíritu que estuvo en la base de la UE no fue un pacto social o una unión económica, sino el espíritu de “comunidad”, donde la solidaridad, la paz, la libertad, la justicia, la riqueza de la diversidad, la cohesión y el bien común estaban en las bases de este proyecto europeo.
Reconectar con ese espíritu de comunidad tiene implicaciones estructurales y a nivel de ciudadanía. Por una parte, encarar los retos sociales, significará implementar políticas con tres características: 1) más humanas: que pongan en el centro a las personas; 2) universalistas: que enfrenten los grandes retos sociales, como el empleo, la vivienda, etc.; e 3) inclusivas: en las que nadie se quede fuera y crezcamos en cohesión social.
Por otro lado, a nivel personal el espíritu de comunidad nos invita a la búsqueda del sentido, reconectando con el mundo de los valores, con la toma de decisiones bien discernida, con el fortalecimiento de tejido social y con la elaboración de nuevas narrativas, que nos abran a ser testigos de esperanza y no a agentes de desgracias.
Ares resumía su propuesta, forjando “testigos de esperanza”, utilizando una metáfora: “Vivamos enraizados y enamorados”. Vivir enraizado, es reconocer que cada ser humano es como un árbol que hunde sus raíces en aquello que da sentido a su vida, que hace fluir a borbotones la sabia por su tronco hasta llegar hasta el último brote de sus ramas. Vivir enraizado significa vivir con agradecimiento y conectado a la vida, al mundo de los valores.
Vivir enamorado significa cuidar y alimentar la experiencia que nos moviliza en lo más profundo. Nuestra tarea es apasionante, pero no siempre es fácil. Necesitamos mimar la experiencia profunda que da sentido a lo que hacemos. Es algo así como el amor de pareja o una gran amistad. Necesita de cuidados y de hacer memoria del primer encuentro. “Aquello de lo que nos enamoremos, lo que arrebate nuestra imaginación, afectará y lo decidirá todo”. (P. Arrupe, SJ).
Al final, vivimos en sociedades diversas y esta diversidad seguirá estando presente en contextos de progresivo envejecimiento. Como sociedad podemos mirar hacia otro lado, echarle las culpas a otros, construir muros más altos, incluso alimentar un discurso nacionalista y xenófobo, o bien sacar lo mejor que cada cual puede aportar y apostar por un futuro donde vivir juntos sea una oportunidad para crecer como sociedad.
Alberto Ares director del Servicio Jesuita a Refugiados - JRS Europe
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